
lunes, 18 de abril de 2011
Hallé una razón en mí, para cambiar todo lo que fuí. Y la razón sos vos.
Tantos sueños que se transformaron en hielo, se congelaron. Una imagen nuestra que no existió, ninguna foto a la cual mirar y recordar momentos que pasamos. Un adiós sin despedida, sin un beso. Buena vida. Todo avanza pero aún así sigo atada a tu memoria, por unos brazos que se esfumaron, unos brazos que ya no abrazan. Una luz de esperanza que se prende y se apaga; algo me dice que mi vida esta junto a la tuya, que necesito ser tu vida. Que sos vos, que soy yo, que somos nosotros, que debo creer en los milagros y que el destino nos unió en algún momento, no por casualidad, sino porque así debía ser. Que tu amor me pertenece y que el mio es todo tuyo. ¿Será un simple impulso de mi corazón o realmente es así? Pero si esta es la verdad, ¿dónde estás? ¿No lograste comprender que no hay escapatoria, que si el amor golpea tu puerta no se puede negar, no se puede ocultar? Solamente aceptarlo y vivirlo. ¿Por cuánto tiempo más vamos a jugar a hacernos los ciegos? Estoy lista para serlo, para darte mi alma en la mano y decirte que hagas de ella lo que quieras, porque mi lugar es a tu lado. ¿Vas a morir en la indiferencia, no vas a regresar? ¿Cuánto más vas a intentar olvidarlo todo? ¿Lo pudiste lograr acaso? Tu corazón guarda todas las respuestas que hoy no puedo evitar hacerme y, sobre todas las cosas, tu corazón guarda la llave de mi felicidad.

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