martes, 20 de diciembre de 2011

Giving you up

  Esta fue la primer película que vimos juntos, en la casa de mis tíos cuando ellos estaban de vacaciones. Podría haber elegido la última, esa que vimos en el cine, la primer y única vez que me llevaste, Contagio, ¿te acordas? Te estabas quedando dormido y te sentías mal y yo te molestaba con besos a cada rato. Y me llevaste de la mano por todo el shopping, a pesar de que la mitad de la noche tuviste que soportar mi mala cara y mis enojos.
  Sin dudas, tuvimos buenos momentos. Y malos. Y sin dudas nos quisimos muchísimo. No caben en un solo texto la cantidad de cosas que compartimos, sin títulos, con títulos, a escondidas, a la luz del día. Cuatro años, ¿quién diría? Juró que pensaba que sería eterno... Y sé que, de alguna manera, lo fue, siempre lo será dentro de nosotros.
  Aprendímos muchísimo del otro; me enseñaste a querer incondicionalmente, a abrazar sin miedos, a decir "te extraño", supiste derretir este corazón cubierto de una coraza de hielo y encontré en vos un soporte, unos brazos donde llorar, alguien que me acompaño contra vientos y mareas. (Dios, pensé que no iba a ponerme nostalgica escribiendo esto). Espero haberte enseñado que seguridad no es felicidad y que el amor no es un juego de agedrez, donde un alfíl reemplaza a otro.
  ¿Qué más decir? Es agridulce la despedida, sabiendo que esta es la definitiva. Nos llevamos los recuerdos, nos llevamos las enseñanzas, nos llevamos las sonrisas y los sueños. Nunca fueron planes, pero fueron sueños. Soñamos con una casa en el Sur, soñamos con recorrer el mundo, conocer Europa, soñamos con un departamento con una cama bajita (¿Cómo era, vos mirando tele y yo leyendo? No logró recordarlo ahora). Y en este momento, si me doy vuelta, veo mi cama, allí donde imaginamos todo eso, allí donde me hiciste dejar atrás a la nena caprichosa y convertirme en mujer, o un leve intento de esto. Y se me cae una lágrima, pero de felicidad, por todo aquello que vivimos, por nuestra historia que quedará escrita en mi memoria a través del tiempo.
  Perdoname, perdoname por ponerle un fin. Perdoname por haber sido las últimas palabras que escuchaste de mí, esas que resuenan hoy en mi mente: "No siento lo mismo". Perdoname por querer seguir mi camino... Pero creo que ambos estaremos de acuerdo en que fue lo mejor. Como vos decías: "Hay personas que, por mucho que se quieren, no pueden estar juntos". Nosotros tratamos y a pesar de que no salió bien, fue lindo vivirlo con vos.
  Y espero que la vida te traiga cosas verdaderamente maravillosas; las mereces. Que encuentres tu camino, sea estudiando, sea trabajando, que eso te llene el alma. Pero, por sobre todo, que seas muy feliz.
  No tiene sentido extenderme más, resumo lo que escribí en unos sencillos: gracias y perdon..
  Hasta siempre compañero, fue un gusto haberlo conocido a usted, fue un gusto haber vivido nuestra historia..

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